Los nombres de los campos —Auschwitz-Birkenau, Belzec, Chelmno en el río Ner, Majdanek, Sobibor, Treblinka, Dachau— siempre nos recordarán el lado más oscuro de la naturaleza humana.
Aunque los Estados pueden afrontarlos de manera muy diferente, la religión o las creencias siguen siendo una parte especial de la naturaleza humana y los problemas que surjan a ese respecto son fundamentalmente universales.