Lo primero que hace el que llega más temprano, luego de cambiarse de ropa, es ponerse a barrer, a fregar, a lavar, es decir, a trabajar hasta dejarlo todo en orden.
Alargó la mano, tomó el folleto, lo acercó a su rostro y comenzó a hojearlo con sobresalto: vio canchas de fútbol, una piscina tersa, comedores, dormitorios desiertos, limpios y ordenados.
No solamente es que tenga la biblioteca más organizada y más limpia, sino que tengo incluso una relación más consciente con la música, escucho de forma más intencional y descubro de forma más activa.
Mirando la sala, todavía sin terminar, veía ya la chimenea, el biombo, la rinconera y las sillas pequeñas colocadas al azar, los platos de adorno en las paredes y los bronces, cuando cada objeto ocupara su lugar correspondiente.