Los transportadores pasan cientos de cajas por una máquina de rayos X y detectores de metales, garantizando que ningún objeto inesperado caiga en la mezcla.
En este punto los granos de café secos pasan por el área de envasado, se depositan en grandes sacos de almacenamiento y se llevan por una cinta transportadora para llenar los frascos.
Las galletas recién hechas pasan de la cinta de silicona a una de acero, que los lleva a un horno de gas, donde circulan durante varios minutos hasta que se consigue un horneado uniforme.