La depresión puede convertir las tareas cotidianas en grandes dificultades y reducir tus ganas de comer, lo que lleva a una reducción drástica del consumo de alimentos y a una pérdida de peso poco saludable.
Aunque tenemos la capacidad de cambiar, no toda la obesidad se debe a comer en exceso: hay enfermedades, medicamentos, factores genéticos, ambientales y sociales que hacen que sea muy difícil bajar de peso.
Y no sólo cuando vemos imágenes de flujos masivos o cuando los refugiados llaman a nuestras puertas y que, como otros retos globales, se ve dificultado por una comunidad internacional cada vez más dividida.