Sin embargo, África no se dividió, sino que sorprendió al resto del mundo adoptando una posición común y presentándose aquí unida para defender esa posición dentro de las Naciones Unidas.
Sin esperar ningún agrado, pero con gran curiosidad, Elizabeth abrió la carta, y su asombro fue en aumento al ver que el sobre contenía dos pliegos completamente escritos con una letra muy apretada.