La casa cural era una prolongación de la iglesia por detrás del altar mayor, donde el párroco vivía en condiciones mínimas en un cuarto con una cama de viento y una silla rústica.
Pero, de repente, les fallaban estas estructuras y, en los ojos, las células ganglionares, que son las neuronas que hay detrás de los ojos, dejaban de producir y se quedaban ciegos.
Esta vez sintió el hueso, en la base del cráneo, y le pegó de nuevo en el mismo sitio mientras el tiburón arrancaba flojamente la carne y se deslizaba hacia abajo, separándose del pez.
En 1913 Henri Breuil prospectó la cueva y encontró, aparte de piezas de sílex, la primera plaqueta grabada, que él interpretó como una cabeza de lince pero que probablemente sea la parte posterior de otro animal.