El inocente tren amarillo que tantas incertidumbres y evidencias, y tantos halagos y desventuras, y tantos cambios, calamidades y nostalgias había de llevar a Macondo.
Y el hada, con su varita mágica, transformó una calabaza en carruaje, unos ratoncillos en preciosos caballos, y a Cenicienta en una maravillosa joven que más se parecía a una princesa.
Muy bien, acabo de trabajar ahora - Genial, porque he visto que hacen una peli muy bonita en el cine y te llamaba para ver si querías venir conmigo a verla Ohh me encantaría, me gusta mucho el cine ¡que bien!