La llegada de dos mujeres altera su mundo: Julia, la abogada que quiere apoyar su lucha, y Rosa, una vecina del pueblo que intentará convencerle que vivir vale la pena.
Se hubiera dicho que en la cansada mansión de los Buendía había paz y felicidad rutinaria para mucho tiempo si la intempestiva muerte de Amaranta no hubiera promovido un nuevo escándalo.
Los grandes y los nobles distinguidos con fingido placer la mano besan que los tiene oprimidos; aun a los que en el ocio se embelesan, y la poltrona gente los arrastra el temor al cumplimiento.