Se clasifican en tres categorías según su tipo y cantidad en función de su atractivo, es decir, del interés que representa su robo o desvío para los delincuentes.
Contestó de buen ánimo y con mucho dominio el interrogatorio insidioso, y había que conocerla demasiado para descubrir que ninguna respuesta era verdad.
Luego orinó detrás del árbol, acuclillada y con un palo listo para defenderse de animales abusivos y hombres ponzoñosos, como se lo enseñó Dominga de Adviento.