Los bosques contienen más de la mitad de todo el carbono terrestre y en ellos se produce la mayoría de los intercambios de carbono entre los ecosistemas terrestres y la atmósfera.
Cuando algo vibra, estas partículas de nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, vapor de agua y otros gases chocan entre sí y nuestros oídos pueden percibir esos cambios en la presión que interpretamos como sonido.