La falta de medidas sustantivas por parte de algunos de los principales emisores de gases de efecto invernadero constituye una grave amenaza a nuestra existencia.
El mantenimiento y la ampliación del sistema de información sobre los GEI requieren mayores conocimientos en creación de programas informáticos y gestión de bases de datos.
La inversión realizada en los últimos años ha permitido lograr importantes mejoras en los inventarios y los informes sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Cuando el resultado de este cálculo sea un sumidero neto de gases de efecto invernadero, este valor se deberá sumar a la cantidad atribuida a esa Parte.
6 Las referencias a gases de efecto invernadero (GEI) en las presentes directrices para sistemas nacionales se refieren a los GEI no controlados por el Protocolo de Montreal.
Por ejemplo, el ozono troposférico es un potente gas de efecto invernadero y los contaminantes particulados pueden repercutir con fuerza en el clima a nivel local y regional.
Los combustibles fósiles menos contaminantes, como el gas natural, son los preferidos, por las ventajas que ofrecen en relación con las cuestiones ambientales y las emisiones de GEI.
Cuando el resultado del cálculo sea una fuente neta de emisiones de gases de efecto invernadero, dicho valor se deberá restar de la cantidad atribuida a esa Parte.
La acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero de larga vida ha sido suficientemente documentada y es bien sabido que tiene lugar como resultado de actividades humanas.
Los fondos necesarios para compensar las emisiones de GEI de los períodos de sesiones de la CP y de los órganos subsidiarios dependen del precio del carbono que se utilice.
Estos escarabajos también pueden ayudar a combatir el calentamiento global, pues reducen la emisión de gases de efecto invernadero asociada a la agricultura.
Y les contamos también una iniciativa para vigilar los gases de efecto invernadero y dónde están los nuevos Geoparques Mundiales reconocidos por la UNESCO.
En junio de 1997, se firmó en Japón el Protocolo de Kioto, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global.
Si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero al ritmo actual, se prevé que las temperaturas subirán 4 grados de sus niveles preindustriales para 2100.