La competencia cada vez más intensa parece acentuar la necesidad de que las empresas inviertan en mercados extranjeros para mantener o aumentar su competitividad.
La Federación de Rusia ha pasado por un drástico proceso de reforma desde su transición de una economía de planificación centralizada a una economía de mercado.
En los informes periódicos que el Comité tiene ante sí se ha presentado mucha información sobre el intenso diálogo nacional en Irlanda acerca del tema del aborto.
La necesidad de proceder a la remoción ejerce una enorme presión financiera en el presupuesto público, en el que ya hay una terrible competencia entre prioridades.
Las PYMES pueden tener que hacer frente también a una competencia mayor en los países en desarrollo para conseguir mercados de exportación, inversión extranjera y recursos (Wignaraja, 2003).
La cuestión de la reforma del sistema de las Naciones Unidas ha sido una de las que más vivo debate ha suscitado durante los últimos meses en esta Asamblea.
Esto, sumado a una competencia entre clanes para ver quién construía los moáis más majestuosos, produjo una sobreexplotación de los recursos de la isla.
La diferencia decisiva se reveló en plena guerra cuando José Arcadio Segundo le pidió al coronel Gerineldo Márquez que lo llevara a ver los fusilamientos.
Al principio fue complicado que reinara el silencio porque había un tremendo alboroto, pero cuando por fin dejaron de piar, graznar, gorjear y silbar, la Madre Naturaleza habló.
Los políticos que capitalizaban la guerra desde el exilio habían repudiado públicamente las determinaciones drásticas del coronel Aureliano Buendía, pero hasta esa desautorización parecía tenerlo sin cuidado.
Tras el Tratado de Versalles, Alemania sufrirá humillantes sanciones que avivaron el odio alemán hacia los vencedores, los franceses fueron los más vehementes en cuanto a las represalias contra Alemania.
Mucho corría Pinocho, pero el perro corría más. La gente se asomaba a las ventanas y se arremolinaba en el camino, ansiosa de ver el resultado de aquella feroz persecución.
Eso creo yo bien -respondió don Quijote-, porque he tenido con el gigante la más descomunal y desaforada batalla que pienso tener en todos los días de mi vida, y de un revés, ¡zas!
Conocía también otra vertiente de sus voces bastante menos amable: la que oía desde mi casa casi todas las noches, cuando madre e hijo se enzarzaban hasta las tantas en discusiones acaloradas y tumultuosas.
Ulises permaneció sentado junto al cadáver, agotado por la lucha, y cuanto más trataba de limpiarse la cara más se la embadurnaba de aquella materia verde y viva que parecía fluir de sus dedos.