Las personas creyeron que así sería siempre y pidieron hipotecas muy superiores a su salario, confiados en que el valor de su nueva vivienda no podía bajar.
Soy María Álvarez otra vez. Oye..., está aquí su mensajero con los billetes que le pedí, pero mi jefe acaba de decirme que anule las reservas... ¿Qué hago?