Los devastadores ciclones que asolaron recientemente a la región demuestran una vez más la gravedad de las consecuencias de la ruptura de los equilibrios ecológicos.
Hoy, 60 años después de la finalización del conflicto armado más devastador de la historia, la humanidad tiene la posibilidad de romper este deplorable ciclo.
El Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares representa el único instrumento internacional que limita la proliferación de las armas más destructivas jamás concebidas.
Mi Gobierno es consciente de la naturaleza destructiva que tienen las armas pequeñas y las armas ligeras sobre la estabilidad de las regiones y los países.
Si bien su energía y entusiasmo son poderosos instrumentos para promover las cuestiones sociales o políticas, también se les puede engañar y utilizar indebidamente casi siempre con resultados perjudiciales.
Sólo en los últimos 12 meses, toda la comunidad mundial ha sido testigo de una serie de desastres particularmente intensos y destructivos que exigen intervenciones humanitarias rápidas y coordinadas.