El no reconocimiento de los lugares sagrados y de culto musulmanes constituía, entre otras cosas, una infracción de la Ley y una violación del principio de igualdad.
Se han construido y restaurado cientos de mezquitas, iglesias y capillas, incluidos templos ortodoxos en Tashkent, Samarcanda y Navoi, una iglesia católica en Tashkent y una iglesia armenia en Samarcanda.