El abogado era un buen lector de la historia y sabía que el futuro se leía en las calles, las factorías y los cuarteles con más claridad que en la prensa de la mañana.
Mimir, al ser tan sabio, no se deje engañar y le dice a Udin que lo va a dejar beber de su fuente, que es una fuente de futuro, a cambio de que le de, como precio, el ojo izquierdo.