Afortunadamente, y como dice el refrán “Dios aprieta pero no ahoga”, los comercios se ponen de nuestra parte y nos ayudan a pasar este mes, con las rebajas.
Nuestra situación se había vuelto desesperada y todos nos dábamos cuenta de que el mar estaba tan crecido, que el bote no podría soportarlo e, inevitablemente, nos ahoga ríamos.