En medio de alardes sobre los logros de China y mensajes nacionalistas, Xi también trató de calmar los ánimos ante el recelo internacional que despierta el crecimiento chino.
Junto a ellos, muchos otros meten el hombro y viven su día grande de la Semana de Pasión con la satisfacción del trabajo bien hecho, sin alardes, desde el anonimato.
En su discurso, Xi destacó además que China no recurrirá a la amenaza de la fuerza a su voluntad, ni " hará alarde de su poder militar en puertas ajenas con cualquier pretexto."