Cuando esto decían, arquearon uno y otro la espalda, apoyaron las manos en el suelo, y de esta manera, andando a cuatro patas, comenzaron a correr y a dar vueltas por la habitación.
Era un gesto en el que se achinaban los ojos, se arqueaba la boca hacia arriba y se enseñaban los dientes, y que al verlo, Lily sentía algo positivo, sin saber qué era aún.