Este soldado, pues, que aquí he pintado, este Vicente de la Rosa, este bravo, este galán, este músico, este poeta fue visto y mirado muchas veces de Leandra, desde una ventana de su casa, que tenía la vista a la plaza.
El carro es mío; lo que va en él son dos bravos leones enjaulados, que el General de Orán envía a la Corte, presentados a su Majestad; las banderas son del Rey nuestro señor, en señal que aquí va cosa suya.
El viento se iba haciendo más árido a medida que avanzaban hacia el Norte, y el sol era más bravo con el viento, y costaba trabajo respirar por el calor y el polvo dentro de la camioneta cerrada.