No sólo para asegurarnos que la comida sea segura de comer, sino también porque los microbios que cultivamos la pueden transformar, casi mágicamente, en pura y maravillosa deliciosidad.
Mientras más luz obtiene una planta, más energía tiene para hacer azúcar y cultivar tulipanes y albaricoques y hacer todas las demás cosas que las plantas hacen.