Así, el acusado o imputado de un delito, cuando acude a un juicio, permanece sentado en un banquillo, donde escucha todas las pruebas y testimonios que asisten contra él.
Había salido en la dirección indicada; había entrado en la espesura y había oído palabras y suspiros que le hicieron suponer un flagrante delito de malas costumbres.
Ya lo veo. Tan seria que vende muebles de pésima calidad a precios demasiado altos. ¡Cuidado con lo que dice! Nos está calumniando y la calumnia es un delito.