Somos testigos de las pequeñas humillaciones y tensiones, día tras día, de la indiferencia hacia la humanidad de los palestinos, y de la expresión de rabia desbordada de un pueblo ocupado” (págs. 8 a 10).
Se veía más entusiasta, más vital que la imperturbable adversaria, poseedora de un estilo evidentemente más profesional, pero por lo mismo menos emocionante para el abigarrado público que desbordó la casa.
En tanto, los hospitales empiezan a verse desbordados por el alto número de pacientes en los servicios de urgencias, donde además comienzan a escasear las mascarillas y otros útiles sanitarios.
La felicidad de Darcy nunca se desbordaba en regocijo; Elizabeth, agitada y confusa, sabía que era feliz más que sentirlo, pues además de su aturdimiento inmediato la inquietaban otras cosas.