Adelante pasaran con el coloquio dueñesco, si no oyeran que el pífaro y los tambores volvían a sonar, por donde entendieron que la Dueña Dolorida entraba.
No hay para qué -dijo la Dolorida-; que yo le fío y sé que Malambruno no tiene nada de malicioso ni de traidor; vuesa merced, señor don Quijote, suba sin pavor alguno, y a mi daño si alguno sucediere.
Señor, o a mí me ha de llevar el diablo de aquí de donde estoy, en justo y en creyente, o vuesa merced me ha de confesar que el rostro deste mayordomo del Duque, que aquí está, es el mesmo de la Dolorida.
Del termómetro y su variación drástica también depende la curación de las lesiones. Según los expertos, la mayoría de las molestias que afectan al aparato locomotor, pueden aliviarse aplicando distintas medidas térmicas sobre la parte dolorida.
La capital, Katmandú, muestra la viva estampa de la destrucción y la necesidad con sus calles en ruinas pobladas de centenares de personas doloridas y asustadas que pasan las noches al raso y gran parte de su patrimonio cultural e inmobiliario destruido.