Durante su discurso pidió incorporar a la literatura muchas más voces procedentes de fuera de lo que llamó “zonas de confort de las elitista cultura de primer mundo”.
El convertir determinados centros escolares en guetos, en lugares donde de alguna forma se reúne al alumnado con más problemas, con más conflictos, y a cambio se crean otros centros más elitistas.
A partir de ahí, las constantes de siempre: los Strauss acaparando casi el repertorio de un concierto con 81 años de historia y, que a pesar de los brillos musicalmente es poco elitista.