La creciente violencia y la inseguridad están provocando una crisis humanitaria sin precedentes en algunas zonas de Burkina Faso, Malí y el oeste de Níger.
El epicentro de la crisis es Burkina Faso donde un repunte de la violencia ha multiplicado por cuatro el número de víctimas civiles comparado con 2018.
Países como Níger o Burkina Faso prohibieron en 2016 exportar pieles de burro a China después de que decenas de miles de equinos fueran sacrificados por sus pieles.
También se darán a conocer en los próximos días informes de ese tipo sobre Japón, Dinamarca, Zambia, Burkina Faso, Estados Unidos, Bulgaria, Filipinas, Bélgica, Sudáfrica, Islandia, Alemania y Tanzania.
Burkina Faso atraviesa una crisis social y política tras la sublevación popular del jueves pasado, que provocó la renuncia del presidente Blaise Campaoré, quien llevaba 27 años en el poder.
Hasta el mes de junio, más de 9.000 escuelas habían cerrado en Burkina Faso, Camerún, Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Mali, Níger and Nigeria como resultado de la inseguridad.
En Burkina Faso, los últimos ataques de militantes contra civiles y autoridades locales han obligado a huir a un promedio diario de más de 4000 personas desde el 1 de enero.
Ban agradeció la iniciativa de los presidentes de Ghana, Nigeria y Senegal quienes se encuentran en la capital de Burkina Faso, celebrando consultas para encontrar una solución a la crisis política.
Al menos 24 soldados del ejército de Burkina Faso resultaron muertos en un ataque cometido el lunes contra el campamento militar de la provincia de Soum, que también produjo numerosos heridos.