Pueden citarse los visillos y cortinas, las hamacas, las carpas o láminas de plástico utilizadas en situaciones de emergencia (por ejemplo en campamentos de refugiados).
En el huerto, con la chilaba sarracena y el gorro toledano, el marqués hacía la siesta en la hamaca, cubierto por completo por los azahares de los naranjos.
El coronel habría preferido envolverse en una manta de lana y meterse otra vez en la hamaca. Pero la insistencia de los bronces rotos le recordó el entierro.
Aureliano Centeno fue encontrado en la hamaca que solía colgar en la fábrica, con un punzón de picar hielo clavado hasta la empuñadura entre las cejas.
Don Ygnacio de Alfaro y Dueñas, segundo marqués de Casalduero y señor del Darién, también había oído la música desde la hamaca de la siesta, que colgaba entre dos naranjos del huerto.