Aceptó por videoconferencia un Óscar honorífico (1971) y al hacerlo dijo: “Treinta años de carrera dan para mucho, pero no puedo olvidar que pasé ese tiempo solo”.
Finalmente, Audrey Hepburn se entregó a causas humanitarias como embajadora de Unicef y en esa labor, con misiones en Somalia o El Salvador, encontró el afecto que buscaba y además la hicieron merecedora de un Óscar honorífico.