Con árboles que se marchitan lentamente, una infraestructura destruida y partes de nuestro suministro de alimentos a punto de desaparecer, la Tierra se volverá inhabitable.
En zonas de la Tierra ubicadas en la sombra de los anillos, y sin contacto con los rayos del sol, la temperatura sería tan fría que las volvería inhabitables.
No obstante, la UNRWA precisó que algunos refugiados regresarán de nuevo a los centros si constatan que su vivienda ha quedado destruida o inhabitable, o si se reanudan las hostilidades.
La roca fresca que emergió durante los periodos de formación de las montañas absorbió grandes cantidades de dióxido de carbono y ayudó a evitar que nuestro planeta fuera demasiado sofocante o inhabitable.
El Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) calcula que 34.584 viviendas se han derrumbado o son inhabitables y que unas 173.000 personas podrían estar desplazadas. Se calcula que aproximadamente 40.000 personas están en albergues temporales.