Y en esos momentos, me forzaba a levantarme de la cama, a salir a correr, a nadar, clases de teatro, masaje, reiki, flores de Bach, hasta cura sanador.
En la sala central, a la que se accedía tras pasar por las salas de masaje o sudoración, se descansaba, se bebía o se daban los últimos retoques de maquillaje o peinado.
Cosas como cocinar, poner la mesa, hacer la cama, recoger algo de correos, dar un masaje, pagar las facturas, recoger a los niños del colegio o mantener el coche en buenas condiciones son todo actos de servicio.