Caía del pinar vecino un leve concierto de trinos exaltados, que venía y se alejaba, sin irse, en el manso y áureo viento marero que ondulaba las copas.
Continúo con una larga línea hacia abajo y otra ondulada como una cola, luego hago una pequeña cola, así y me devuelvo con una línea hasta la cabeza y ahora dibujo rayas en su cuerpo.