Por eso se inventó un aparato que ayuda al tratamiento " haciéndole coro" a los pacientes… algunos de los cuales han mostrado mejoría (pero faltan pruebas concluyentes).
Ellas podían encontrar lo que parecía una baya comestible, pero gracias a su paciente observación descubrían que no lo era, con lo que evitaban una desgracia.
Vino el médico y examinó a la paciente, declarando, como era de suponer, que había cogido un fuerte resfriado y que debían hacer todo lo posible por cuidarla.
Recordó el caso de un paciente suyo que murió al cabo de cinco años, pero quedó la duda de si no habría sufrido contagio posterior que pasó inadvertido.
Esta subida hace que aumente el calor corporal, pero también que el paciente sienta frío hasta que alcanzamos la temperatura a la que nuestro cuerpo cree que deberíamos estar.