Entonces empezó a arrancarse el cabello con las dos manos, muerta de risa, arrojando los puñados en el aire con un júbilo incomprensible, hasta que la cabeza le quedó como un coco pelado.
Estaba vestido como un trapero. Le quedaban apenas unas hilachas descoloridas en el cráneo pelado y muy pocos dientes en la boca, y su lastimosa condición de bisabuelo ensopado lo había desprovisto de toda grandeza.
Y tú representas eso, tu eres esa generación de pelados que buena, mira lo que haces y lo que ellos pueden hacer con esa herencia que recibieron de ser colombianos.
Además, es costumbre entre las jóvenes poner tres dientes de ajo debajo de la almohada, uno sin pelar, otro medio pelado y el tercero, totalmente pelado para escoger a ciegas y de madrugada uno de ellos.