Están enormemente distendidas, tiene pestañas, y sus párpados se mueven, y en consecuencia tiene el cerebro en un estado de permanente irritación y deterioro.
Fedina seguía en su obstinado silencio de tumba, con el cadáver de su hijo cubierto entre sus brazos, sin alzar los párpados, sintiéndose fría y pesada como piedra.