Están ya aquí, Platero, las golondrinas, y apenas se las oye, como otros años, cuando el primer día de llegar lo saludan y lo curiosean todo, charlando sin tregua en su rizado gorjeo.
Unos espigados, otros regordetes, otros rubios, otros morenos, otros amarillos, otros negros, otros del color del bronce, cada cual con sus características propias, como el cabello, que puede ser lacio, rizado, ondulado.
Gozaba del aire cálido, impregnado del aroma de los campos de trébol y de las rosas silvestres, las lilas y la madreselva, por no hablar ya de la aspérula, las primaveras y la menta rizada.
De ella también se expone su regalo de bodas, un espejo de doble cara con un marco dorado rizado con flores plateadas, y en cuyos pétalos y hojas aparecen animales como ranas, caracoles, orugas y mariposas, un simbolismo característico de la época.