Platero alzaba su raudo trotecillo agudo, que necesitaba multiplicar insistentemente, como el tren de Riotinto su rodar menudo, para no quedarse solo con el Tonto en el camino.
La sabiduría popular nos dice que cuando la pelota ruede hacia arriba por el otro lado, no podrá ir más alto que la altura desde la cual la dejaste caer.
Los redondos papelillos de colores van rodando paralelamente por la acera, al viento agudo de la tarde, y las máscaras, ateridas, hacen bolsillos de cualquier cosa para las manos azules.
Incluso si hay una gran rampa para que ruede al otro lado del valle, la pelota simplemente no podrá llegar allá, a menos que le des suficiente energía para sobrepasar la barrera.