Adelante pasaran con el coloquio dueñesco, si no oyeran que el pífaro y los tambores volvían a sonar, por donde entendieron que la Dueña Dolorida entraba.
Penitentes con capucha marchan por las calles al son de tambores y son seguidos por una gran plataforma barroca en la que se encuentran imágenes de la Virgen o de Cristo.