Atravesé campo llano, huertas, cañaverales y pequeñas plantaciones. Tropecé, me levanté y seguí corriendo sin un respiro, sin calcular la distancia que mis zancadas cubrían.
37 Y tropezarán los unos en los otros, como si huyeran delante de cuchillo, aunque nadie los persiga; y no podréis resistir delante de vuestros enemigos.
Pero ocurrió que en el camino tropezaron contra una mata, y de la sacudida saltó del cuello de Blancanieves el bocado de la manzana envenenada, que todavía tenía atragantado.
El corredor central estaba tan oscuro que seguía al diácono sin verlo, pensando cada paso para no tropezar con estatuas mal puestas y escombros atravesados.
Apenas si podía comer, sus ojos de anticuario se le habían vuelto tan turbios que andaba tropezando con los horcones, y ya no le quedaban sino las cánulas peladas de las últimas plumas.
Cuando emprendieron la subida de la colina de Stoatshead no les quedaban fuerzas para hablar, y a menudo tropezaban en las escondidas madrigueras de conejos o resbalaban en las matas de hierba espesa y oscura.
Y con el sobresalto se le cayó la vela de las manos; y viéndose a escuras, volvió las espaldas para irse, y con el miedo tropezó en sus faldas y dio consigo una gran caída.