El programa para personas en situación especialmente difícil también facilitó asistencia a 386 familias encabezadas por mujeres viudas, divorciadas o abandonadas por esposos no inscritos.
Por ejemplo, en Kenya, la creciente pobreza, asociada en gran medida a la carencia de tierras rurales, también está haciendo aumentar el número de casos de viudas desheredadas.
La práctica habitual en algunos países musulmanes de obligar a una viuda a contraer matrimonio con un hermano u otro pariente de su esposo difunto no existe en Gambia.
Esta práctica, aunque adopta formas diferentes de una región a otra, consiste en volver a casar a la viuda dentro de la familia o del grupo étnico del marido difunto.
ONU-Hábitat puso en marcha un programa de viviendas y generación de ingresos para las viudas y las mujeres desfavorecidas de Hebrón, con una financiación inicial de 6,2 millones de dólares.
Además, el Gobierno ha adoptado medidas recientemente para permitir a los hijos de viudas y mujeres divorciadas cuyos maridos no son ciudadanos de su país naturalizarse por mediación de su madre.
Una de las cuestiones de especial interés para nuestra organización es la atinente a las necesidades de las mujeres de edad y las viudas, grupos a menudo dejados de lado o marginados.