Don Gustavo, que se declaraba agnóstico (lo cual la Bernarda sospechaba era una afección respiratoria, como el asma, pero de señoritos), opinaba que era matemáticamente imposible que la criada pecase lo suficiente como para mantener semejante ritmo de confesión.
Aunque esta tradición es religiosa y católica, también los no creyentes y agnósticos celebran estos días con unas buenas vacaciones en familia o con amigos, y muchos curiosos se apuntan a ver los eventos y a comer las comidas típicas de estos días.