Sin embargo, hoy sí tenemos opción y no optaremos por ungir a seis Estados con privilegios especiales y designarnos a nosotros mismos Miembros de segunda clase de la Organización.
Por lo tanto, el problema de Puerto Rico no reside en su supuesto estatus colonial, sino en prácticas discriminatorias que reducen a los puertorriqueños a la categoría de “ciudadanos de segunda”.