Pero mientras, los surrealistas usaban imágenes del sueño para explorar la mente inconsciente, Kahlo las usaba para representar su cuerpo físico y sus experiencias de vida.
Era más bien una extensa meditación sobre la vida, con base en sus ideas y experiencias de las relaciones entre hombre y mujer, que alguna vez había pensado escribir como complemento del Secretario de los Enamorados.