Lo examinó de soslayo, iluminado de verde por el resplandor del tablero de mandos, y vio que era casi un adolescente, con el cabello rizado y corto, y un perfil de bronce romano.
Y es que los kilómetros no sólo se notan en el contador, el vehículo nos da muchas pistas, pistas que a muchos, a los que no sabemos de coches, se nos pasarían por alto.