Monte Albán fue una vez la próspera capital de la cultura zapoteca, y tiene una increíble cantidad de edificios bien conservados, como templos, tumbas y una cancha de pelota ceremonial.
En efecto, la misión diplomática en pleno admiró el esplendor del anillo, que debía costar una fortuna, no tanto por la clase de los diamantes como por su antigüedad bien conservada.
Al caminar por los edificios y patios bien conservados, te sorprenderás con los intrincados calados de las paredes, que muestran que el sitio alguna vez se utilizó con fines religiosos y ceremoniales.
La visita se va a encontrar con unos chiqueros preciosos con unos corrales de apartados de toros también muy bien cuidados y te sientas en el tendido y la piedra parece que te embruja.
El raso y los azahares falsos de la corona no habían resistido al rigor del tiempo con tan buena salud como la piel, pero las rosas que le habían puesto en las manos permanecían vivas.