Un nuevo sobresalto, sin embargo, me esperaba junto a ella: allí estaba uno de los temidos controles militares que habían impedido la entrada de los larachíes en Tetuán.
Aunque dependía del Departamento de Defensa, la misión de ARPA no era militar: buscaba apoyar a los científicos de las universidades estadounidenses para evitar que les ganaran los rusos.