Varios de los maestros oriundos de Georgia, que no podían cumplir ese requisito, tuvieron que dejar su puesto y no se contrató a ningún maestro de habla rusa en su lugar.
La calidad de la enseñanza también se resintió pues el Ministerio de Educación de Palestina se vio obligado a contratar profesores que vivían en el vecindario en lugar de aquellos que estaban mejor calificados pero que vivían en otro lugar.
Gracias en parte a los traslados y la contratación de maestros para que, siempre que fuera posible, pudiesen trabajar y vivir en la misma localidad, el número de días-maestro que se perdieron durante el período del que se informa fue considerablemente menor que los 6.518 días perdidos durante el período anterior.