Es el hogar de una sociedad anarquista en la que no sólo no existe el dinero, sino que se ha desterrado incluso la idea de posesión y tampoco existen las jerarquías.
Pero estaba seguro de que las campanas no doblaban por Jeremiah de SaintAmour, que era un incrédulo militante y un anarquista empedernido, y que además había muerto por su propia mano.
Entonces mandó a hacer una lápida de anarquista, sin nombre ni fechas, y empezó a dormir sin pasar los cerrojos de la puerta para que el Noi pudiera salir con la noticia si ella muriera durante el sueño.