Ahora con la ayuda de una varilla o batidora eléctrica vamos a mezclar todos los ingredientes muy bien hasta que no quede nada de grumos y el cacao se disuelva completamente.
Pero ambas éramos conscientes de que, a veces, los límites de las cosas son elásticos e imprecisos, que pueden moverse, desdibujarse o diluirse hasta desaparecer como la tinta en el agua.
Y mientras fingía dormir, Gepeto, con un poco de cola que echó en una cáscara de huevo, le colocó los pies en su sitio; y tan perfectamente los colocó, que ni siquiera se notaba la juntura.
Luego vino aquel mareo, aquella confusión, el irse diluyendo como en agua espesa, y el girar de luces; la luz entera del día que se desbarataba haciéndose añicos; y ese sabor a sangre en la lengua.
Y ahora si agregamos todos los ingredientes secos, primero añadimos un tercio taza de cacao en polvo y por esto es muy importante que los ingredientes húmedos no estén fríos para que el cacao se pueda disolver bien.