2.Se trata fundamentalmente de devolver el protagonismo a la gente de buena voluntad en detrimento de los fanáticos y extremistas que fomentan la división y el odio.
3.Por ello, describir cualquier grupo particular de personas como terroristas fanáticos motivados por una religión de guerra es irresponsable y frustraría cualquier intento de forjar un frente unido y común contra el terrorismo.
4.Aunque los logros del pueblo del Afganistán en la aplicación del Acuerdo de Bonn son significativos, siguen existiendo numerosas dificultades, en gran medida debido a la presencia de elementos residuales de Al-Qaida y las organizaciones talibanes y de otras facciones extremistas y fanáticas.
2.Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo y, con la multiplicación de armas de destrucción masiva, no se puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un cataclismo nuclear.