Según la Embajada, esas visitas han acabado por convertirse en una rutina y han tenido lugar en la oficina del director de la prisión, con una duración de 45 minutos como promedio.
En estos días del año las almas de los muertos pueden volver a la tierra a visitarnos, estar con nosotros y poder volver a tomar sus comidas y bebidas favoritas.
Era aquella una corrida de toros maravillosa, y muy superior -pensaba la infanta- a la corrida verdadera a que la llevaron en Sevilla cuando la visita del duque de Parma a su padre.
Ven, hijo, y vamos a buscar donde me embosque; que tú volverás, como dices, a buscar, a ver y hablar a mi señora, de cuya discreción y cortesía espero más que milagrosos favores.
Un día su madre le dijo que debía ir a visitar a la abuelita, que estaba enferma, y que tenía que llevarle en una cesta una botella de leche y una tarta de manzana.